miércoles, 20 de mayo de 2009

Sandokan se suicidó

Cansado de tanta penuria y de tanta soledad Sandokan acabó con su vida de dos estocadas. Quien diría que las andanzas de este príncipe de Borneo acabarían el 25 de abril de 1911 cuando su mentor se suicidó atrozmente: rajándose el vientre y la garganta con una navaja de afeitar.

Emilio Salgari tuvo siempre una imaginación espectacular aunque él admitió que muchos de sus personajes estaban inspirados en personas que había conocido cuando fue marinero. Los ambientes exóticos de sus novelas distaban mucho de lo que este escritor y periodista italiano vivió.

El capitán –así era como le gustaba que le llamaran- tuvo cuatro hijos y a pesar de tener una obra muy extensa y ser muy conocido entre la juventud gracias a todas las novelas de aventuras que escribió, apenas podía sustentar a su familia.

En 1910 intenta suicidarse por primera vez. Y no transcurre mucho tiempo hasta su próximo intento. Desesperado por su situación, casi ciego, con su mujer ingresada en un manicomio, escribe tres cartas de despedida y se va a pasear a un valle. Allí se detiene, extrae de su bolsillo una navaja de afeitar y se raja el vientre y luego la garganta. Tenía 48 años.

A continuación las cartas con las que se despidió:

A LOS DIRECTORES DE LOS PERIÓDICOS DE TURÍN
Vencido por todo tipo de desgracias, reducido a miseria a pesar del enorme trabajo, con mi mujer loca en el hospital, a la que no puedo pagar sus gastos, me quito la vida. Tengo muchos admiradores en Europa y América. Les pido señores directores, que abran una suscripción para sacar de la miseria a mis cuatro hijos y pagar los gastos de mi mujer mientras esté en el hospital. Debería haber tenido otra situación y suerte, debido a mi nombre. Estoy seguro que Uds., señores directores, ayudarán a mis desgraciados hijos y a mi mujer. Con las gracias más sentidas, me despido, Emilio Salgari.

A MIS EDITORES
A vosotros, que os habéis enriquecido con mi sudor, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semi-miseria o algo peor, pido sólo que, en compensación de las ganancias que os he proporcionado, paguéis los gastos de mi entierro. Os saludo rompiendo la pluma. Emilio Salgari.

A MIS HIJOS
Queridos hijos: Soy un vencido. La locura de vuestra madre me ha partido el corazón y todas mis fuerzas. Yo espero que los millones de mis admiradores, a los que durante años he distraído e instruido, os saldrán al encuentro. Os dejo sólo 150 liras, más un crédito de 600 liras, que recogeréis de la señora Nusshaumar. Os dejo la dirección. Que me entierren como pobre, ya que estoy arruinado. Manteneos buenos y honestos y pensad, en cuanto podáis, en ayudar a vuestra madre. Os besa a todos, con el corazón sangrando, vuestro desgraciado padre. Emilio Salgari. Voy a morir al Valle di San Martino, junto al sitio en el que, cuando vivíamos en Via Guastella, íbamos a desayunar. Encontrarán mi cadáver en un barranco que ya conocéis, porque allí íbamos a coger flores.

1 comentarios:

Anónimo,  20 de noviembre de 2009, 3:18  

como te vas a suicidar ace poco termio de leer tu libro sandokan y me gusto mucho :) buem saludoos

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