martes, 28 de abril de 2009

La palabra muerta

Heródoto, el padre de la historia, ya decía que no hay hombre en el mundo que no haya deseado más de una vez no despertar al día siguiente. Y añadía que lo mejor de la existencia es su brevedad, tan lamentada con frecuencia.

Lectores y aficionados en general al mundo de las artes y las letras hemos leído infinidad de veces que autores que admiramos interrumpieron su vida cuando eran aún jóvenes ¿Por qué?

En sí el suicidio es un mal que ha convivido siempre entre los pensamientos humanos y la reflexión de si la vida merece la pena vivirla o no es consustancial al ser humano. Muchos artistas se han considerado almas atormentadas que buscan una salida, de ahí que muchos sean proclives a este problema filosófico.

Durkheim estudió a fondo el suicidio y trató de refutar el conjunto de teorías de corte biológico y psicológico que auspiciaban los estudios sobre el mismo, como los Suicidios vesánicos o psicopáticos que eran fruto de desórdenes mentales que los individuos ya padecían anteriormente. Se dividen en varios:

-Suicidio maniático: Como consecuencia de alucinaciones o concepciones delirantes.
-Suicidio melancólico: La idea del suicidio nace de estados de extrema depresión. Las personas que sufren este tipo preparan su ejecución con detenimiento.
-Suicidio obsesivo: En este caso es un instinto, la idea fija de la muerte se va apoderando del enfermo. El individuo lucha contra esa idea que considera absurda pero que puede vencerle.
-Suicidio automático: Surge la idea sin fundamento y progresivamente se va apoderando de la voluntad, en un tiempo más o menos largo y bruscamente puede provocar la ejecución.

Durkheim quiso descubrir cómo lo social explicaba los datos acerca del suicidio. Los dividió en cuatro niveles:

Suicidio Egoísta: El individuo no está totalmente integrado en la sociedad y ello le produce en él un gran sentimiento de vacío lo que le lleva a la muerte. Es considerado muchas veces como el que determina a los artistas. Es el apático, el individual y el más oscuro.

Suicidio Altruista: Sucede cuando el individuo está integrado fuertemente en una comunidad o en un fin determinado y se ve obligado a suicidarse. (Suicidio masivo, fundamentalismo, secta, ejército, etc.).

Suicidio Anómico: Se presenta en sociedades en donde los negocios, el comercio y la industria son predominantes. La persona siente desorganización y que no puede hacer frente a las normas. Se da en épocas de crisis económica en círculos empresariales.

Suicidio fatalista: Es aquel que es llevado a la práctica porque existe un exceso de regulación, una opresión sobre el individuo que le conduce, como salida al suicidio.

Ante la curiosidad de la relación que existe entre literatura y suicidio cada semana trataremos uno o varios autores y sus tortuosos finales, pues los escritores ante todo apostaron su vida a crear y no siempre obtuvieron el reconocimiento que merecían.

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