La versión matona de Sherlock Holmes

Si Arthur Conan Doyle levantara la cabeza desde el otro mundo demandaría -y con toda la razón del mundo- a Guy Ritchie por “desadaptar” a su personaje principal y convertirlo en un matón desequilibrado y metódico.

Existe una interminable lista de escritores de todas las épocas y países cuyas obras literarias han sido llevadas al cine, con regular o total éxito, con malos y excelentes actores sobre relatos considerados clásicos como El Quijote, La venganza de Don Mendo o El retrato de Dorian Gray.

La versión de Sherlock Holmes que se estrenó el pasado fin de semana en las pantallas españolas carece de realismo con las brillantes novelas del escritor escocés. Suele decirse que una película, más allá de las presiones comerciales, tiende a ser reconocida como arte sirviéndose del toque intelectual que le proporciona la literatura pero en este caso el film ha dejado a un lado la magia de Holmes para potenciar su carácter más agresivo y su amor por el boxeo. Con esto Ritchie ha creado un producto que conecta más con el público en general y que lo divierte y ha desbrozado su parte sesuda para que éste no se pierda en las sesudas deducciones del personaje.

Según la ministra de cultura Ángeles González-Sinde, galardonada con un Goya junto a Ricardo Franco por La buena estrella, "el cine pertenece a la tradición oral, su mecanismo es más parecido al de un cuentacuentos. La dificultad estriba en que los guiones se escriben con palabras, y las palabras son sólo uno de los elementos de la película, ni siquiera el más importante. Tratamos de hablar con un lenguaje que no se habla, sino que se ve; eso es una contradicción".

En este caso nuestro cuentacuentos sufre de amnesia y olvida dar mayor protagonismo a Irene Adler que pasa por la mujerzuela de la que Holmes está enamorado y la única que ha conseguido engañarle alguna vez. La versión cinematográfica sufre, en general, de simplismo y potencia la acción al puro estilo hollywoodiense haciendo que el gran personaje detectivesco sea un ser prepotente y agresivo.